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lunes, 11 de mayo de 2015

Los prejuicios de Osvaldo Bayer






“Señores, no estén tan contentos con la derrota de Hitler.
Porque aunque el mundo se haya puesto de pie y
haya detenido al Bastardo, la Puta que lo parió está caliente de nuevo".
“Entonces, ¿de qué sirve decir la verdad sobre el fascismo que se condena
si no se dice nada contra el capitalismo que lo origina?
Una verdad de este género no reporta ninguna utilidad práctica”.
                                                                                      Bertoldt Bretch


Uno no puede dejar de respetar a Osvaldo Bayer, por su compromiso político y su honestidad, aún cuando muchas veces discrepe con sus posiciones, aún cuando derrape, como en su cuestionamiento a las Madres __y a Hebe de Bonafini y Estela Carloto en particular__ "por haber llevado a la perdición los Derechos Humanos al hacerse oficialistas...".
Tampoco puede ser tildado de "gorila", como exesivamente se expresó Hebe, más allá de que el autor de la Patagonia Trágica conjugue sus ideales anarquistas con ciertos rasgos de antiperonismo.
No todos interpretamos la realidad de la misma manera, a veces los árboles impiden ver el bosque y nos muestran una lectura subjetiva y distorsionada de la realidad.
Un ejemplo de ello es la nota referida al 70 Aniversario de la derrota del nazifascismo __que Bayer simplifica como "el fin de la Segunda Guerra Mundial"__ en Página 12 del domingo 10 de mayo.
Aparentemente emocionado por el homenaje que el Presidente alemán Joachim Gauck __ quien jugó un papel destacado en el renacimiento del militarismo alemán__, acompañado por un prisionero ruso sobreviviente de 93 años y por el hijo de otro prisionero muerto en esos campos, rindió a los miles de soldados soviéticos prisioneros que murieron en el cautiverio nazi, Bayer piensa que "hubo dos formas extremas en recordar los setenta años de finalizada la última Guerra Mundial. Alemania dio un ejemplo ejemplar(sic)... En cambio, el gobierno ruso puso en escena un vibrante desfile militar para mostrar las nuevas armas rusas a sus posibles compradores extranjeros."
Que entre esos "compradores extranjeros" estuviesen representantes de veinte países, incluídos Raúl Castro y Nicolás Maduro, el presidente de China, Xi Jinping, y de la India, Pranab Mukheerjee, no impide a Bayer transformar en un shopping armamentístico y rebajar una fecha de profundo significado para el pueblo ruso, tanto que ni el hundimiento de la Unión Soviética pudo borrar. Por esas banderas lucharon y murieron, parecen decir las enseñas rojas con la hoz y el martillo que flamean recordando a las 27 millones de vidas ofrendadas para alcanzar la Victoria sobre la barbarie nazi.
Luego de enumerar detalladamente el sofisticado armamento ruso y criticar "su armamentismo", Bayer concluye que "Los alemanes mostraron lo que aprendieron de la infame guerra, mientras Rusia hace propaganda con los medios de exterminio. Algo para tener en cuenta".
Y agrega: "La guerra trajo una gran enseñanza para Alemania: le enseñó que nunca más iniciaría otro conflicto armado y que la pérdida de la última contienda le trajo el regalo del “nuevo comienzo... Los vencedores, en cambio, los soviéticos, planearon con mucho orgullo un gran desfile militar en este aniversario, mostrando el poderío de sus armas".
Vale la pena aclarar lo del "nuevo comienzo". No le pertenece a Bayer, quién cita a su autor: "Se ha aprendido de la Historia. Quien fue presidente de la Alemania de posguerra, Richard von Weiszäcker, lo dijo con claridad: “El 8 de mayo es el día de la amarga derrota, pero también el día regalado del Nuevo Principio”.
El mencionado Richard von Weiszäcker, en 1937 fue jefe de escuadra de las Juventudes Hitlerianas, y en 1938 ingresó al ejército, participando en 1939 de la invasión a Polonia y en 1941 en el frente del Este, donde fue herido y condecorado con la Cruz de Hierro. Fue oficial del OKW, el Alto Mando de la Wehmacht, y participó en el sitio de Leningrado, donde obtuvo otra Cruz de Hierro. Participó activamente hasta último momento, tomando parte en los combates en Prusia Oriental, y en 1947, en el Juicio de Nuremberg, fue defensor de su padre, condenado por su participación activa en el traslado de judíos franceses a Auschwitz.
Von Weiszäcker, que efectivamente llegó a ejercer la Presidencia, como bien señala Bayer, no fue una excepción en la posguerra alemana. Cien-
tos de ex-militares nazis ocuparon diversos cargos en la administración y el gobierno.
Es difícil aceptar la ingenuidad o el desconocimiento de la historia de Bayer. Ciertamente, el pueblo alemán ha procesado la tragedia, y hoy, mayoritariamente, aboga por la paz, pero durante el reinado del nazismo, la sociedad fue cómplice, como muestra el impresionante film de Mikhail Romm, "El fascismo ordinario".
El rearme alemán, que inicialmente fue promovido por los EEUU, y fírmemente rechazado por la Unión Soviética y Francia, tenía como fin, igual que hoy en el marco de la OTAN, la utilización de Alemania como punta de lanza ante un eventual conflicto con el Este.
Las Fuerzas Armadas de la Unión Europea tienen un presupuesto militar estimado en 194 billones de euros, contribuyendo Alemania con más de 39 billones. Incluyendo a EEUU, el gasto militar de la OTAN se eleva a más de 1 000 millardos anuales, o sea el 57% del total mundial, aportando Alemania un 24%.
Estos datos variaron a partir del agravamiento de la crisis europea, pero recientemente, la canciller alemana, Angela Merkel, señaló que el nuevo presupuesto estatal aprobado hoy por el Ejecutivo alemán no conlleva "en ningún caso" una reducción del gasto militar y recordó que el objetivo es aumentarlo hasta el 20 por ciento del presupuesto. "A este respecto Alemania se encuentra en un 16 por ciento. Debemos aún tratar sobre cómo poder elevar este porcentaje para poco a poco acercarnos al 20 por ciento", aseguró.
Tropas alemanas participaron en Kosovo, Afganistan y Medio Oriente, y hasta agosto de 2008 han muerto 68 soldados alemanes en operaciones en el extranjero.
La crisis ucraniana desatada a partir del golpe fascista promovido por los Estados Unidos y Berlín ha intensificado la idea de un cerco contra Rusia, y si bien Merkel está jugando un rol de intermediación, su negativa a asistir al acto conmemorativo del 70 Aniversario de la Victoria, se suma a la campaña de falsificación de la historia con que Washington, Polonia y los países europeos tratan de tergiversar el rol que jugó la Unión Soviética en la derrota del nazismo.
No puede descartarse tampoco el papel que está jugando Rusia en la reconfiguración global de la unipolaridad posterior a la implosión de la URSS, su participación en el BRICS, su alianza con China, su acción disuasoria que impidió el bombardeo de Siria y la extensión de sus relaciones comerciales y estratégicas con Latinoamérica y otros países emergentes.
En este contexto, la nota de Osvaldo Bayer, construida desde un pacifismo y una apología ideal de la "libertad", a contramano de una realidad compleja y peligrosa, sugiere una mirada más cercana a los prejuicios que a la lucidez.




         

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