Batallón "Lincoln", "Washington", "Mackenzie-Papineau", agrupados en la XV Brigada. Estadlunidenses, canadienses, incluídos cubanos y argentinos. A estos batallones se unió la Columna Xonnolly formada por un reducido grupo de irlandeses. Dos mil ingleses, dos mil quinientos estadounidenses y cerca de ochocientos irlandeses aproximadamente, "voluntarios de la libertad".
Cara o cruz de la historia de los pueblos. Hijos dignos de países colonialistas e imperialistas, marcharon a vertér su sangre por la libertad del pueblo español. Los irlandeses, feróces en su lucha contra el sometimiento británico, formarían codo a codo junto a sus hermanos del pueblo inglés en las trincheras del Jarama, de Brunete, Belchite y Teruel.
Hay un libro excelente, la novela de Alvah Bessie "Los antinorteamericanos", que relata la historia del legendario Batallón Lincoln y el regreso de los sobrevivientes, que serían perseguidos por "antividades antinorteamericanas" en el peór período del macarthismo, incluso en las filas del ejército, al que se enrolaron nuevamente como voluntarios para combatir en la Segunda Guerra Mundial, ya que entendían que la lucha contra el fascismo era la misma.
En estos tiempos insolidarios, cuando rebrótan las xenofobias antiinmigratorias, los chovinismos y nacionalismos de vuelo bajo, el resurgir de corrientes fascistas y el hegemonismo imperial, no está mal recordar este ejémplo de entrega humana y solidaria entre los hombres, páginas imborrables de la historia casi ignoradas por las jóvenes generaciones.
La memoria histórica bajo amenaza
75 años han pasado desde que los últimos disparos se oyesen en los
peñones del bajo Ebro, pero los recuerdos de los veteranos han seguido
intactos hasta el fin de sus días, al igual que la insistencia en los
ideales de lucha antifascista de las decenas de visitantes que quisieron
acercarse el pasado sábado 6 de julio a los jardines londinenses de
Jubilee. Allí, bajo la presencia del London Eye, entre banderas
republicanas y catalanas y ornamentaciones florales rindieron homenaje a
los 2.500 combatientes británicos que tomaron parte en la Guerra Civil
Española, de los cuales un total de 526 dieron su vida por la causa
republicana. De todos ellos, lamentablemente solo uno sigue vivo para
recordar el desastre, y ese es Stan Hilton, un ex-marino mercante de
Newhaven, que actualmente vive en Australia.

En medio del debate surgido a raíz de la Ley de Memoria Histórica y que sigue creando controversia en España, la International Brigade Memorial Trust -organización en honor a los brigadistas, organizadora del evento- ha querido mostrar su preocupación ante lo que consideran “una amenaza” para el recuerdo de las víctimas del franquismo y el reconocimiento de la lucha antifascista. Lo ha hecho a raíz de que el Alto Tribunal de Justicia de Madrid ordenase retirar un monumento a las Brigadas Internacionales que fue instalado en 2011 en la Ciudad Universitaria de la capital, que había sido financiado precisamente por la IBMT. La decisión judicial se produjo el 3 de junio de este año a raíz de la denuncia presentada por un abogado “con supuestas conexiones con la extrema derecha”.
Los representantes de los brigadistas han querido alertar sobre este hecho, y por el momento han pedido al Gobierno británico una intervención para evitar este tipo de amenazas a la memoria histórica común. La moción de momento ha atraído la atención de hasta 48 miembros del parlamento, la mayoría laboristas aunque incluyendo a algunos conservadores. “El hecho de que todavía haya gente en Reino Unido y España que quiere denigrar el papel de las Brigadas Internacionales demuestra lo importante que es preservar su memoria y sus valores antifascistas y de solidaridad internacional”, ha asegurado el secretario de la asociación.
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