Un chau para vos, María Esther
11 de noviembre de 2013
11 de noviembre de 2013
Era la canción que cerraba la obra teatral de Miguel Iriarte, Ciudadano Ilustre de Córdoba, "San Vicente Super Star", donde nos conocimos.
Y si, nos habituámos a eso en un país donde los muertos, su memoria y su recuerdo, sóbran, parece mentira. Las muertes normales, y perdón si lo digo, pásan casi desapercibidas. Pero a veces el dolor callado e íntimo protesta, se subleva.
"Si le sucede un viernes o un sábado a la noche, y si es cierto que los perros mueren solos, usted se vá a morir más solo que un perro/ esos días no son para velorios, mire si vá a salir a encontrar a la gente/ por bares, teatros, cines/ persiguiendo el amor o ejerciendo la noche/ tratando de esquivar las angustias, la muerte.../ El problema es mayor y todo se complica/ si perde el equilibrio y cáe sobre un domingo/ desde el piolín más alto de toda su tristeza..."
Pero no. María Esther Rosso, actriz, Colombina de risa contagiosa y lágrimas solidarias y tiernas, eligió un martes 13, como burlándose risueña de las brujas, hace casi jústo un año.
María Esther amaba el teatro, pero a veces su propia emoción traicionaba su profesionalismo, como en ese momento que registra la foto, en la presentación de mi libro, donde el sentimiento le quiebra la voz y le llovizna los ojos. Núnca supe reálmente si la culpa fue de ese poema que leía, o del cariño que en aquellos años jóvenes sentímos.
Recibí la noticia de otra amiga entrañable y también gran actriz, Galia Kohan, a quien pido perdón por haberla puteado por ese gólpe sincero al corazón. "El 13 de noviembre de 2012 murió María Esther..."
En "Un largo adiós", Phillip Marlowe se niega a decir adios a quién fue un gran amigo. "Se lo dije cuando tenía algún significado. Se lo dije cuando era triste, solitario y final...".
Esta vez, solo por esta vez, no coincido con él. Pero tampoco te digo adiós, María Esther, sino apenas un chau, como el de aquel poema que te emocionaba:
Así, después de todo
creo que es un hallazgo
fusilar la amistad, el amor, la ternura,
proponernos un chau a las cinco de la tarde
que es una hora neutra
(una hora con tanto de domingo...)
y donde felizmente
este chau tuyo
trascendental y triste
no llegará, pasará totalmente desapercibido
cosa que no se enteren ni el mundo
ni los pájaros...
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